sábado, 23 de mayo de 2020

Notas históricas: Falcata y Caetra, arma y defensa.

Os dejamos algunas notas interesantes sobre la falcata y la caetra:

FALCATA

Posiblemente la falcata ibérica sea una de las piezas más representativas de la cultura íbera, sobre todo en lo que a armamento se refiere. La falcata ibérica era un arma de hierro o acero de aspecto curvado, con una longitud variable entre los 55 cm y los 60 cm de largo, con una empuñadura frecuentemente decorada con motivos de aves o caballos.

Fue usada aproximadamente durante cinco siglos. La falcata no tuvo un nombre específico dado por los íberos, el nombre puede provenir de la locución latina “ensis facaltus“, o lo que es lo mismo, “espada en forma de hoz”.

Se cree que la falcata pudo provenir de Iliria y de ahí pasar a la península itálica, o de las regiones griegas por sus estrechos parecidos, aunque la adoptada por los íberos sufrió modificaciones como una reducción de la curvatura y longitud, lo que aparentemente fue más efectivo en sus manos.

Durante las Guerras Púnicas, las legiones de Roma se enfrentaron a los íberos que acompañaron a Aníbal en calidad de mercenarios y aliados, y también a sus temibles falcatas, de las que las crónicas romanas contaban que eran capaces de cortar extremidades con extrema facilidad. Nació así la leyenda en torno a esta arma. Los legionarios se vieron obligados a incorporar algunas novedades de refuerzo en sus scutum y sus loricas para defenderse de su atroz efectividad.

La resistencia de las falcatas se debía a la calidad del metal con las que las elaboraban. Los herreros íberos enterraban el acero en la arena para que el tiempo reforzase las aleaciones desechando las fracciones más propensas a la debilidad. Aquel ritual de elaboración recogía las partes que resistían para ser usadas con el objeto de originar el arma.

CAETRA

La caetra era una defensa de forma redonda, fabricada en madera recubierta de cuero y reforzada con metal. Sus dimensiones eran muy variables. Algunas fuentes apuntan la particularidad de que la caetra no tenía embrazadura, sino una serie de correas de cuero para mantenerla atada al brazo en el combate o colgada a la espalda durante la marcha.

El diseño manejable y el tamaño reducido de la caetra hacían de esta una defensa concebida para bloquear.

Fuente: https://revistadehistoria.es/la-falcata-iberica-terror-de-las-legiones-romanas/

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